“ESTADO: RECHAZADA”. Salud Mental y el Cuestionamiento Social y Laboral

Por Reina Aburto, Licenciada en Educación

Desde la campaña para el plebiscito 2020 para una nueva Constitución en Chile, diversas cúpulas progresistas enfocaron su atención y discurso en la Salud Mental, dando relevancia a este concepto, como la clave del bienestar integral de las personas, para su relación en sociedad y equilibrio en las distintas áreas de desempeño.

¿Pero podría nuestro sistema de salud público, brindar y garantizar una atención integral a la salud mental, accesible y oportuna a personas con desarrollo de algún tipo de trastorno psiquiátrico?

La respuesta a esta interrogante quedó en evidencia desde la alerta de Covid-19 en Chile y la cifra creciente de contagios. El 14 de marzo del 2020 el MINSAL anunció el confinamiento total de trabajadores y estudiantes y esto trajo consigo un incremento de trastornos mentales, provocados por la incertidumbre, el confinamiento, el miedo y los problemas económicos que tuvieron que enfrentar las familias chilenas. Para qué hablar de atención y apoyo psicosocial. El sistema de salud estaba colapsado por los contagios y muertes por covid-19. No había abasto para la atención de salud mental: la prioridad era salvar vidas, pero la realidad iba más allá del colapso hospitalario.

El problema mayor fue y es el escaso presupuesto público destinado a su atención y prevención. Y también lo es la ingratitud de la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (COMPIN) con trabajadores y trabajadoras en reposo por tratamiento de salud mental. El COMPIN es conocido por el rechazo de licencias y también por el retraso en el pago de estas cuando no son rechazadas.

A la fecha, el Estudio Longitudinal Social de Chile indica que un 32,6% de la población presenta sintomatología depresiva media, 11,2% síntomas depresivos moderados, y 7,7% de depresión moderada-severa a severa, lo que revela una alta prevalencia de este tipo de síntomas en la población general y confirma una deteriorada situación de la salud mental en Chile.

Uno de los hallazgos más consistentes en epidemiología psiquiátrica es que la depresión afecta principalmente a las MUJERES, con prevalencias que tienden a ser dos veces más altas que en hombres, más aún considerando la maternidad que enfrentan muchas madres trabajadoras si redes de apoyo, donde en esta realidad el sistema te obliga a soportar hasta el colapso, ya que lamentablemente ante la falta de conocimiento del trato a los trastornos psiquiátricos, un sistema de salud público con escasez de horas médicas para un tratamiento en acompañamiento de un especialista y el juicio social laboral donde jefaturas y compañeras/os desvaloran la salud mental, atribuyéndolo a flojera, o incapacidad laboral. Esta es una de las más crueles realidades que enfrentan las personas que padecen de algún trastorno psiquiátrico o socioemocional, el cuestionamiento constante, el tener que acceder a la salud privada y el rechazo en ocasiones de licencias médicas por el COMPIN, siendo en su mayoría, las más afectadas, mujeres.

Una atención psiquiátrica particular bordea desde los $45.000 pesos hacia arriba, más el costo del tratamiento médico a base de fármacos. Todo esto desde la derivación de psicología a psiquiatría.

En oportunidades, la atención, desde medicina general, manifiesta mayor apoyo, acompañamiento y tratamiento de forma oportuna a pacientes por trastornos psiquiátricos. Y es justamente esta entidad la más cuestionada por el COMPIN, poniendo en duda el profesionalismo del médico y la realidad de la salud mental de la paciente.

Otra de las licencias cuestionadas son las de mujeres con fuero maternal, las cuales acceden a su periodo de fuero (18 meses posterior al nacimiento de hijo/a) las que en ocasiones son rechazadas, como si el ser madre fuese castigado por el sistema de Salud ante la enfermedad de un hijo/a dentro de fuero maternal, con un 8,1% de rechazos en licencias registrado en la Superintendencia de Seguridad Social, contemplando también licencias emitidas por mujeres por complicaciones en su embarazo, mujeres que ante la Ley son resguardadas por la Ley N°21.247 de cuidados pre y posnatales, como si el estar embarazada o dar a luz, restara a las mujeres de padecer algún trastorno psiquiátrico relacionado con el periodo de gestación.

Entonces, ante este escenario, ¿qué posibilidades garantizan una recuperación favorable en temas de salud mental para trabajadoras con afecciones psiquiátricas expuestas primeramente a meses sin recibir ingresos y cuestionadas desde el ámbito social al laboral? ¿Cómo puede garantizarse atención oportuna, accesible y de calidad en el sistema público de salud, si este carece de aspectos en la valoración del bienestar integral, psíquico de los usuarios del sistema?

El desarrollo de nuevas alternativas de atención desde la implementación de nuevas políticas de salud pública no debe quedarse solamente al trabajo del laboratorio en la evaluación de fármacos antidepresivos o su registro en un documento archivado. Es primordial también estudiar, evaluar e intervenir de forma efectiva en cada grupo humano, trabajando directamente con estos desde el rubro laboral al escolar, promoviendo con apoyo de un equipo multidisciplinario su entendimiento y en la cultura social, los trastornos psiquiátricos o socioemocionales, como parte de nuestra cotidianidad, como una especie de alerta ante el ritmo de la vida, donde nuestra mente en sus funciones cognoscitiva nos invita a una pausa. Vernos como personas que, por naturaleza, puede padecer un trastorno psiquiátrico y que este merece atención, contención y no castigo.

Autor entrada: Convergencia Medios

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