Por Catalina F. Arce
Ayer conocimos el femicidio de Norma Vázquez, carabinera de 20 años. Asesinada por su expareja Gary Valenzuela, también carabinero que contaba con 6 sumarios administrativos y, al parecer, estuvo involucrado en la muerte de Álex Núñez durante la revuelta. Norma lo había denunciado a Carabineros por violencia sexual y, según parece, había sido dado de baja por ello. La discusión ha causado variadas discusiones, principalmente por el hecho de que Norma era carabinera y por ende, cómo debiese responder el feminismo ante este hecho.
Por un lado, se presenta la necesidad de visibilizar su caso como cualquier otro, “antes que paca, mujer” dicen algunas. E independiente de la institución donde trabaja, debemos apelar a la justicia también para ella, el hashtag #JusticiaParaNorma y las fotos moradas en redes sociales no se hicieron esperar. Pero al mismo tiempo aparecieron las críticas a una supuesta hipocresía, que implican los gritos “puta, maraca, pero nunca paca” o “la paca no es sorora”, que fueron parte de la revuelta y el 8 de marzo, para presentar que no por ser mujeres, las pacas eran parte de nuestra lucha. Es así, como por otro lado se presenta que no es posible defender, visibilizar y salir a disputar públicamente un hecho como éste, la carabinera era parte de una institución sostenedora y reproductora de este sistema, de la mano armada del Estado, que se ha dedicado a reprimir toda posibilidad de lucha y que, si prendiéramos una barricada por ella, serían los mismos pacos, sus compañeros, los que nos vendrían a reprimir.
El conflicto que se presenta entonces es de gran complejidad para el feminismo politizado y de izquierda. Uno que pretenda observar, analizar y transformar la realidad desde una perspectiva clasista y antirracista, además de feminista, como un todo intrincado y no como una serie de líneas paralelas. Lo primero que aparece es la necesidad de apuntar a la institución de Carabineros, una que ni siquiera protege a quienes son parte de ella. Carabineros se mantiene en una impunidad increíble, que no solo pasa por la revuelta, el conflicto en el Wallmapu y la violación sistemática a los derechos humanos, sino que alcanza a las mismas mujeres que son parte de ella y ni siquiera pueden tener seguridad en su lugar de trabajo. El hecho, nos permite observar una vez más la podredumbre de una institución que debemos luchar por sepultar, y que parece continuar en caída libre hacia su total descrédito.
Pero ¿qué hacemos con el femicidio? ¿pedimos o no justicia para Norma? A algunas se nos presenta como conflictivo, nos produce dudas e incertidumbre el quehacer. No estoy segura de cuáles son todos los sentimientos que se conflictúan aquí, pero podría levantar algunos.
Quizás la sensación de que comenzar una disputa por ella, es también una defensa a su trabajo y a su institución. Las mujeres no somos todas iguales, eso nos han enseñado nuestras compañeras feministas negras, no es lo mismo que muera una mujer blanca que una negra, una mujer pobre que una rica.
Norma era carabinera y a pesar de que sabemos que la mayoría de las personas que son parte de esa institución, lo son por necesidades económicas, no podemos hacer como que no lo era. Norma no era cualquier mujer, trabajaba en la institución que nos ha cegado, nos ha violado, reprimido y matado. No es posible abstraernos de ello. No se es primero mujer y luego paca, se es todas esas cosas al mismo tiempo y presentar el género como una cuestión previa a las otras que somos, me parece esencialista. Es presentar una vez más la clase, la raza y el género como líneas paralelas. Y tenemos que ser capaces de analizar el hecho (la realidad) desde un todo intrincado que requiere cada una de esas “líneas” para reproducirse y mantenerse en funcionamiento.
Es así como el conflicto se torna aún más difícil, porque entre nosotras mismas, las feministas, nos encargamos de frenar nuestra propia discusión. No es posible, o principalmente, no podremos avanzar, si utilizamos el feminismo como una nueva ética que seguir a ciegas. Alzar la voz por una carabinera nos parece conflictivo, esa es nuestra experiencia concreta frente al hecho, y no podemos levantar la palabra del feminismo como un dogma que nos obliga a repetir que hay que luchar por todas las mujeres por igual, sino que hay que tomar esa sensación y poder discutir sobre ella.
Eso es también lo que nos ha enseñado el feminismo, eso que sentimos en nuestras entrañas es político, eso que sentimos y a lo que no siempre le podemos dar una “explicación racional” se hace parte de una discusión y lo ponemos sobre la mesa. No podemos compañeras, cercenar nuestro propio debate para frenarlo con un feministómetro que ponemos entremedio y que nos dice qué debemos hacer y que no como feministas. Nuestra lucha, también es por nuestra libertad de poder crear nuestras propias reglas y formas de pensar, alejarnos de los dogmas y volvernos cada vez más críticas, del sistema, pero también de nuestra acción.
El caso de Norma nos permite observar la violencia estructural de la que ninguna escapa y ratificar la necesidad de hacer desaparecer a Carabineros, como Institución. Pero también, es la oportunidad de avanzar en un debate complejo como lo es la violencia de género sin cercenarlo ni juzgarnos entre nosotras por sentir lo que sentimos y pensar lo que pensamos, sino que para poner sobre la mesa esas contradicciones que nos pone la misma realidad y que nos desafían a ampliar la mira y profundizar la crítica, para así actuar de manera más certera en este camino que recorremos juntas hacia la transformación de la realidad completa.
2 comentarios sobre “Norma: Un femicidio que nos hace debatir”
Resumen Semanal | Del 17 al 23 de Agosto | Convergencia Medios
(23 agosto 2020 -22:54)[…] Este sábado se conoció el femicidio de Norma Vásquez, joven funcionaria de Carabineros, que fue asesinada por Gary Valenzuela, subteniente de Carabineros, que había sido alejado de sus funciones luego de que la víctima lo denunciara por abuso sexual. Gary Valenzuela estaría involucrado en el asesinato de Alex Núñez durante la Revuelta Popular de Octubre, quien murió tras recibir una golpiza brutal en la 25ª Comisaría de Maipú, el 20 de octubre de 2019 (artículo sobre esto en El Desconcierto). Recomiendo estas reflexiones desde el feminismo sobre este caso: “Norma: Un femicidio que nos hace debatir”. […]
Angela
(24 agosto 2020 -13:58)Q es éso de ser «esencialista» ? Obvio q ella es mujer primero q todo y después paca. Además cuando postuló a paca y quedó aceptada quizás x Lucas o quizás x el uniforme o x lo q quisiera, crees q pensó en q su kgá de Institución se iba a mandar tantas embarradas, tenía 20 años y estaba trabajando, hay gente que ni sabe si está en la carrera correcta a esa edad !!! Creo q tu nota hace q mujeres q nos sentimos feministas hagamos la diferencia entre un feminismo bueno y uno cegado que tiene más q ganas de equidad puro resentimiento. Si hay q luchar debe ser x todas.