Por Catalina Figueroa, Mesa Feminista C2A
La entrega anual de la agenda FECh para sus estudiantes ha causado más revuelo de lo común, pues en una de sus páginas se encuentra un instructivo para el procedimiento de aborto con misoprostol. Bastantes discusiones ha generado una información que está a plena disposición en los protocolos de la Organización Mundial de la Salud y en diversas páginas que apoyan los procesos de aborto en Chile y el mundo, ya sean en hospitales o en las casas. Espero poder relevar los cuatro puntos que considero más importantes a tener claro sobre el tema en esta breve columna.
Primero, es importante comentar que la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile año a año saca una agenda con alto contenido político, ¿por qué? Porque es un elemento de difusión amplio que le permite a la federación entregar sus posiciones políticas sobre distintas temáticas. Tarea fundamental para que el estudiante que ingresa a la universidad conozca la organización en la que se adentrará y le permita a la federación disputar sentidos comunes. Es así como la agenda ya había tenido contenido sobre aborto y anticoncepción de emergencia (píldora del día después) años anteriores, además de otros contenidos políticos de movimientos sociales, historia del movimiento estudiantil, entre otras tantas.
Segundo, la FECh, al igual que distintas organizaciones sociales y políticas, continúa en la lucha por un aborto libre. La insuficiente ley de aborto en tres causales sólo cubre el 3% de los abortos que se hacen anualmente en Chile. Como sabemos que los abortos clandestinos se seguirán realizando, es fundamental que exista información disponible para su realización, comprendiendo éste como un proceso complejo que requiere los cuidados suficientes, físicos y emocionales, para su buen desenlace.
En tercer lugar, es bastante compleja la alta aparición de profesionales de la salud que, bajo el alero de la ciencia, juzgan la información que se ha entregado, aumentan el miedo al procedimiento del aborto y esgrimen una ausencia de contenido político en sus argumentos (como si esto fuese deseable). El colegio de matronas, estudiantes de medicina, médicos en los matinales y un largo etcétera han aparecido comentando el alto riesgo que conlleva realizar estos procedimientos sin supervisión médica o fuera del hospital, dejando de lado que las mujeres han logrado sobrevivir durante todos estos años realizándose abortos en sus casas, acompañadas de protocolos y organizaciones internacionales y nacionales, matronas y médicas amigas, redes de aborto caseras y muchas otras. Ignorando, además, que ese es el procedimiento utilizado en los países en los que el aborto es legal, pues es reconocido como el método más seguro para abortar dentro de cierto plazo. Peor aún es que se pongan por delante cifras y estudios científicos, ocultando el contenido político de los mismos, esgrimiendo que las ciencias están libres de esos colores, cuando bien sabemos que no existe algo como la ciencia pura, su uso siempre estará bañado de ideología.
Por último, es evidente que el revuelo que causa esta información se da en un momento de algidez política en torno al tema. Nos encontramos con un Tribunal Constitucional que ha permitido a las instituciones privadas que reciben recursos del Estado, objetarse de conciencia y no realizar abortos en sus instalaciones. Aquí, como vimos en la legislación en torno al lucro en la educación, volvemos a encontrarnos con este Tribunal que se ha erguido como una muralla para contener las propuestas de los movimientos sociales y favorecer los intereses de los partidos políticos más conservadores del país.
La tarea es clara utilizar los espacios donde el pueblo se ha organizado, continuar en la conquista de derechos para las mujeres que permitan su paso al mundo político y su organización, politizar todos los espacios en los que se encuentra el conservadurismo disputándole con argumentos y visibilizando los lugares en donde se perpetúan las lógicas de la dictadura.