Por Asamblea de Ayudantas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile
A la comunidad universitaria,
El día lunes 11 de diciembre, y raíz de las denuncias de violación desde ayudantes de la facultad a compañeras de nuestra carrera que se dieron a conocer la semana pasada, como ayudantes mujeres decidimos reunirnos a fin de reflexionar sobre lo que ocurre en nuestra facultad y aportar soluciones para evitar que sigan cometiéndose abusos y delitos en contra de nuestras compañeras. En este contexto surgieron las conclusiones que expresamos a continuación.
Como se ha hecho evidente nuestra Facultad no es ajena a las desigualdades de género que existen en nuestra sociedad. Al interior de la escuela ocurren muchos hechos que son manifestación de esta realidad sistémica: el trabajo reproductivo está a cargo de las mujeres, el sector académico se encuentra sumamente masculinizado tanto a nivel del profesorado como de sus ayudantes, existe una baja participación de mujeres en cargos de representación, entre otros. Ello demuestra que las desigualdades que se dan en la sociedad se replican en los centros educativos, que también forman parte de esta realidad totalizante, siendo un lugar más en el que se entrecruzan y encuentran dichas condiciones generales de existencia. Están presentes, por lo tanto, tanto las desigualdades de género como las de clase, las que son vividas por funcionarias, estudiantes y académicas, en un sujeto: la comunidad educativa.
Como mujeres y movimientos de disidencias sexuales nos vemos sometidas a diversas expresiones de violencia de género, lo que nos hace afirmar que hoy no existe un ambiente seguro en nuestro espacio educativo. Estamos siendo acosadas, hostigadas, abusadas y violadas constantemente en la Universidad por compañeros, profesores y ayudantes. No es casualidad que en estos dos años este tipo de casos haya ido creciendo en nuestra casa de estudios, sin que nuestra Escuela sea la excepción, lo que es verificable al constatar los múltiples casos de denuncias por violencia machista hacia nosotras.
Lamentablemente la academia ha sido y es un espacio que le ha permitido a la masculinidad asumir una posición de poder, entregándole el dominio del espacio público y permitiéndole utilizar esta ventaja de manera perversa para satisfacer intereses propios en desmedro de nuestra dignidad. Así hombres desde su rol de profesores o ayudantes ejercen chantaje sujetando nuestro éxito o mero bienestar académico a que accedamos a actuaciones que nos violentan sexual y afectivamente. Claros ejemplos de estas situaciones son el trato discriminatorio en las evaluaciones, la manipulación para obtener favores sexuales, el hostigamiento a ayudantes mujeres por parte de sus compañeros y profesores guías, etc; existiendo además muchas prácticas arraigadas que incrementan el riesgo de ocurrencia de estos abusos como la toma de evaluaciones orales en espacios cerrados e inclusive fuera de la facultad, el excesivo poder que concentran ayudantes al decidir arbitrariamente sobre evaluaciones, o la existencia de cátedras que no cuentan con participación femenina en su equipo académico.
Como mujeres, estudiantes y ayudantes, esta realidad nos produce un profundo dolor, y nos hace sentirnos expulsadas de nuestros espacios académicos y de la posibilidad de formar un camino profesional en ellos en un clima de respeto e igualdad. Esta situación de violencia tiene consecuencias graves, genera diferentes enfermedades psicológicas, inseguridad, ansiedad e incluso puede llevar a compañeras al abandono de la carrera, más aún cuando las vías de denuncia institucional a través del Protocolo de la facultad con frecuencia presentan una dilación que mantiene a nuestras compañeras en indefensión, y que en muy pocas ocasiones ha llegado a dar soluciones reales.
En esta línea, como ayudantes mujeres, elaboramos esta declaración con la finalidad de hacer un llamado a cada una de nuestras cátedras a problematizar estas situaciones y trabajar en conjunto para evitar que se sigan cometiendo actos de violencia en contra de todas nosotras y nuestras compañeras. Por consiguiente, demandamos que se tomen las siguientes medidas:
- Suspensión inmediata de las cátedras a todos aquellos ayudantes ad honorem que se encuentren denunciados por violencia de género.
- Elaboración de un Código de Ética para delimitar los comportamientos que puedan significar abuso de poder en el marco de las clases oficiales y ayudantías.
- Fiscalización del incumplimiento del Reglamento de Ayudantes. Con especial énfasis en lo respectivo a las funciones de realización de clases sin supervisión del profesor de la cátedra y revisión de evaluaciones.
- Aprobación del Reglamento de rendición de pruebas orales.
- Elaboración de un taller de inducción para estudiantes de primer año relativo a situaciones de violencia de género en las cátedras.
- Evaluación y revisión del Protocolo contra la violencia de género de la Facultad.